miércoles, 14 de septiembre de 2016

Cartas de amor a los muertos

Cartas de amor a los muertos/ Ava Dellaira Todo comienza con un trabajo para la clase de Literatura: escribir una carta a una persona muerta. Laurel decide escribirle a Kurt Cobain, quien murió joven como May, su hermana. Luego de la primera carta, ya no puede detenerse, y escribirá otras a Janis Joplin, Amy Winehouse, Jim Morrison y Heath Ledger, entre otros personajes famosos. Sin embargo, no le entrega ninguna a su profesora. La tarea permanece oculta… como tantas cosas de su vida.
Laurel escribe sobre lo que le pasa: cómo se siente empezar en otra escuela, lo difícil que es forjar nuevas amistades, cómo es el primer amor o vivir con padres separados y, lo más importante, escribe sobre la muerte de May. De esta manera, comienza a relacionar las cosas que compartió con su hermana y sus experiencias personales, con las vidas y muertes de estos íconos. Cuando escriba la verdad sobre lo que le ocurrió, podrá aceptar la muerte de May y solo así logrará verla y recordarla como la persona que siempre fue: adorable, asombrosa e… imperfecta.
Crecer es doloroso. Muchas veces hay un mundo secreto que tarde o temprano hay que enfrentar. Y se enfrenta mejor con la verdad y con ayuda.
Un libro para leer con el alma, para compartir con quienes de verdad amamos y queremos cuidar.

Reseña:

Tengo serios sentimientos encontrados con éste libro. Éste libro por sí solo, quizás hubiera quedado en el olvido una vez terminado, o tal vez, no lo hubiera terminado. Pero por varias circunstancias personales, llegué al final y fue de ayuda. Pero empecemos por el libro.

Hay algo en el libro que no me gustó, tal vez porque nunca pude simpatizar perfectamente con Laurel. Pero a partir de la mitad del libro, sentí que no iba a engancharme completamente con ésta historia y así fue. Y después de dejarlo varios días de lado, regresar y retomarlo hasta el final, y descubrir que el desenlace fue tan rápido y casi sencillo, no me rescato completamente de mi sentimientos neutros.

Sé que estoy sonando muy fría hasta aquí, pero me iré ablandando.

Éste es un libro sanador, juvenil. Y en ciertos momentos, si me vi en aquellos años de adolescencia y si sentí lo que Laurel sentía. Pero la realidad es que durante muchos momentos, Dellaira nos regalaba metáforas tan maduras, que no coincidían con la edad de la protagonista, y más de una vez sentí que estaba frente a la típica novela escrita por un adulto que intenta pasar por adolescente, pero no lo logra. Esto para mí, es el principal fallo. Aunque tiene citas muy bonitas, que antes compartí aquí. Eso no se lo niego.

Después es Laruel, no sé por qué, este año, fue mi año de protagonistas pasivos. Cosa que no disfruto más. Yo sé que ella no tiene la culpa, descubrir su historia y entorno poco a poco, es interesante, hasta cierto punto. Después de eso, sentí que daba vueltas sobre lo mismo con ella. He leído varias reseñas donde han encontrado a Laurel más conmovedora que yo, pero quería encontrar a una chica un poco más fuerte. Pero esto es cuestión de perspectivas, para unos Laurel es adecuada, para mí, no mucho.

Lo destacable, es la relación epistolar, cartas a muertos famosos, pero no al personaje famoso, no, Aquí se fueron a las biografías, se investigó a la persona detrás del personaje famoso y así nació todo esto, contando lo que otras personas contarían a un diario. Es algo tan especial, que en algún momento pensé porque algo así no me había ocurrido antes.

Y por último que rescató al libro para mí. Como dije al principio es un libro sanador, más arriba incluso lo calificaron como Un libro para leer con el alma. (No hay descripción más adulta para algo que quiere ser juvenil). Casi al final del libro, empiezo a pasar por una mala situación personal, y es en éste punto que el libro empieza a ayudarme, sin querer. Quizás se trate de los pasos que al final (¡Al fin!) va dando Laurel, o que sentí que está en una novela no de superación personal, pero si se trata de superación personal...

En fin, aunque éste libro no será de mis favoritos, siempre lo recordaré como una de esas casualidades de la vida, en que tienes el libro correcto en las manos, en el momento correcto. Y es así como éste libro estuvo ahí, cuando más lo necesité. Gracias Dellaira

martes, 6 de septiembre de 2016

Noches Blancas

Noches Blancas/ Fyodor Dostoyevsky

Como en muchas de las obras del autor, la obra esta narrada en primera persona por un narrador, sin nombre. El protagonista es el arquetipo del joven sonador y solitario e imagina constantemente su vejez solitaria. Durante uno de sus largos y cotidianos paseos por las calles de San Petersburgo se encuentra con una joven, Nastienka. Hasta entonces, este nunca había hablado con mujeres y mucho menos se habia enamorado, pero hay algo de ella que le hechiza. El relato esta estructurado durante cuatro noches y una mañana.


Reseña:

Éste es un perfecto primer libro cuando desees acercarte a la literatura rusa.  Novela corta, melancólica, tierna y conmovedora; tan conmovedora, que hasta pasaba las páginas del libro con mucho cuidado.

En Noches Blancas, descubrimos la melancólica historia de un soñador irremediable y a medida que pasamos las páginas nos describe su percepción del mundo, sus inseguridades, sus deseos, cada cosa que pasa por su mente; y lo mejor es que se siente tan cercano, que me dije así soy yo cuando tomo el autobús miro hacia afuera y me pregunto por esa casa, o esa persona.

Un clásico que me pregunto por qué no se comparte tanto como Mujercitas o Sensatez y Sentimientos. Todos ellos tienen la misma maravillosa capacidad de llevar los sentimientos a flor de piel, te deja con ansias cuando te vas acercando al final, y quizás no es el final más feliz, pero es perfecto para ésta corta novela.



Corta, tan corta y se lee tan rápido que te quedas en vilo, me imaginé tropezando con alguien como nuestro protagonista y preguntarle ¿Cómo esta? ¿Está mejor? Llevarlo a un café y platicar con él. Así de ternura y melancolía sentí durante toda la lectura.

Noches blancas, es una pequeña novela en nuestro universo, pero cuando lo tomas entre tus manos crece, se hace grande y lo recuerdas con una sonrisa, con un café cerca.